martes, 24 de mayo de 2016

Inmigrantes

Estoy haciendo el Ramadán, me dice, mientras se estaciona en la sombra de mi paraguas. Lleva en las manos muchos collares de piedras de colores. Luce cansado. Estoy haciendo el Ramadán, no puedo beber ni agua desde el amanecer hasta el atardecer. Lo miro, le sonrío, le pregunto de dónde viene. Me dice que de Bangladesh. También sonríe despacio. Estamos tranquilos.  Yo no le digo que tampoco soy de aquí, que también vengo de mil guerras, no me creería, nadie le cree la tristeza a mi sonrisa. Tiene los ojos verdes. Son unos ojos lago. No tengo hambre dice, lo único que me importa es que haya trabajo. Le digo que lo entiendo. Bueno, voy a proseguir, me dice. Le digo que Dios lo bendiga. Sonríe lento de nuevo y parte. Va dejando huellas en la arena con los collares que destellan sol. Somos comunión. Él va, yo me quedo. Siempre movimiento. Siempre humanidad. Siempre poesía.

No hay comentarios.: